Slayer. Discografía 1983-1991.

Recuperación de un viejo artículo personal sobre la banda americana SLAYER, que ofrece un breve repaso histórico de su primera y gloriosa etapa en el panorama metalero de la década de los ochenta y principio de los noventa del siglo pasado. Por el cambio de contexto editorial, he eliminado la introducción original (very freak) y he añadido una nueva más sobria, Cuando se escribió este artículo, la banda continuaba en activo. Se disolvió en 2019… y en el presente 2024, parece ser que vuelve a la carga… ya se verá su plan de ataque, aunque ahora sea absolutamente indiferente para quien suscribe. Pero mas allá de toda duda, SLAYER ha sido uno de los grupos más importantes del movimiento Thrash Metal, junto a METALLICA, TESTAMENT, MEGADETH, ANTHRAX, OVERKILL, EXODUS, KREATOR… tal vez el más importante, por muchos motivos que no viene a cuento exponer en este momento. Lo que está claro es que es una afirmación muy difícil de rebatir, y que la leyenda de aquellos cuatro jinetes del infierno llegó mucho más lejos de lo que podría imaginarse.

Y ahora, nos ponemos en el contexto de aquellos años en los que el Heavy Metal se endurecía a través de pioneros que lograron empapar a centenares de nuevas  formaciones. Tras la irrupción de VENOM (una especie de evolución de Motörhead pero mucho más gamberra y bestial), las bandas se atrevieron a dar un paso más allá, en afán de mezclar el Heavy Metal con el Hardcore Punk. En este sentido, METALLICA y SLAYER fueron los dos grandes pioneros americanos, al menos en impulso seminal e inmediata notoriedad. Coetáneos como EXODUS, ANTHRAX y OVERKILL pegaban muy duro desde Estados Unidos, mientras que SODOM, CELTIC FROST, KREATOR, DESTRUCTION, ONSLAUGHT o SABBAT, daban la réplica desde Europa. En pocos años, el movimiento Thrash se volvió inabarcable, y se cruzó con el Death Metal y sus derivados. Por sintetizar, puede afirmarse que la estela de SLAYER supuso una influencia notoria para el desarrollo de importantes bandas como SEPULTURA (Brasil), INFERNÄL MÄJESTY (Canadá), aunque grupos más fugaces como CYCLONE (Bélgica) o VIKING (Usa), también bebieron de las fuentes de SLAYER.

“Show no Mercy(1983, Metal Blade Records)

El primer trabajo de SLAYER contaba con la confianza del gurú Brian Slagel, verdadero descubridor del combo y principal impulsor del mismo, tal como demostró publicando la canción Aggressive Perfector en el popular recopilatorio Metal Massacre III. Llegó posterior pero casi en paralelo al debut de METALLICA, y la diferencia era obvia: “Show no Mercy” adoptaba una imagen más venommaníaca y enfocada al Underground, en una gran entrega musical sintetizada entre el Heavy Metal de Judas Priest o Iron Maiden, con el sabor del Hardcore Punk y el notorio rasgueo semicorcheado y veloz. La voz de Tom Araya fue un factor decisivo, ya que sin ser un portento ni pretenderlo, abarcaba timbres que iban desde los graves demoniacos a los agudos infernales, como ejemplo de un gran rango que se adecuaba muy bien al tempo y estilo de cada canción. Al mismo tiempo, Dave Lombardo surgía como un baterista a tener en cuenta, algo que sus redobles y ritmos dejaban muy claro, así como Jeff Hanneman y Kerry King facturaron uno de sus mejores trabajos, tanto a nivel de construcción de riffs y estructuras como en sus solos de guitarra, aún influenciados por la New Wave Of British Heavy Metal y deliciosamente dibujados. Este disco contenía canciones mágicas, oscuras y llenas de fuerza, como Die by the Sword, Tormentor, The Antichrist o Black Magic”; y no puede olvidarse la simpleza cruda de Crionics o la veloz estela de The Final Command. Evil Has no Boundaries y Show no Mercy eran himnos, y Metalstorm/Face the Slayerofrecía una cara más melódica en lo que respecta a las guitaras y su desglose de riffs con arreglos escalísticos. Un trabajo seminal e imprescindible, en el que los ataques Crust/Thrash eran implacables… este  disco continúa influenciando a numerosas de bandas actuales de Black/Thrash/Death de corte macarra; resultó un sólido debut que muy pronto se vería superado conceptualmente, aunque jamás en espíritu.

Haunting the Chapel(1984, Metal Blade Records)

De nuevo con el ingeniero Bill Metoyer tras los controles, “Haunting the Chapel” aparecía con una gran diferencia: la bajada de medio tono en la afinación. Esto proporcionó a la música un aire más oscuro y pesado, mediante tres canciones espesas y negruzcas que suponían un meritorio avance respecto al estilo del grupo, más enfocado hacia una vertiente Thrash de corte malévolo que ellos mismos cimentaban en tiempo real. La batería sonaba mucho más gruesa y contundente, y los solos de guitarra mostraban cierta vena caótica y atonal que se convirtió en bandera. Haunting the Chapel resultaba fantástico, todavía hoy es uno de los tracks menos conocidos de SLAYER, y posiblemente también una de sus mejores piezas. Captor of Sin fue otra canción de gran fuerza y pegadizos riffs, su introducción a golpe de solo furioso aún resulta de lo más genuino que se ha fabricado en el ramo; pero la mención honorífica era para Chemical Warfare, intensísimo cañonazo que sin duda forma parte de la gran historia del Thrash y del bagaje de aquellos cuatro captores del pecado.

Live Undead(1984, Metal Blade Records)

Con un repertorio basado en sus dos primeros lanzamientos, nuestros bélicos amigos se reunieron en un estudio de grabación para ofrecer un ensayo de tipo concierto, totalmente candente y crudo, posteriormente trucado para simular mayor ambiente y aura de directo. Qué más daba eso, las canciones de “Show no Mercy” casaban con las de “Haunting the Chapel” de forma pasmosa, al margen de sus fórmulas compositivas, potenciándose a través de la nueva afinación y casi igualándose por causa de la homogeneidad que el combo lograba transmitir. La impactante portada del vinilo lograba poner los dientes largos al personal, y el grupo se preparaba para una mutación mucho más relevante, mientras se disponía a punto de girar con sus colegas generacionales EXODUS y con los por entonces ya idolatrados VENOM, en su ataque estadounidense.

 

Hell Awaits(1985, Metal Blade Records)

Siete canciones, precedidas por la mayor oscuridad y durabilidad que ya quedó patente en su anterior EP, conformaban este trabajo maldito e increíble. Todo lo anterior parecía un juego, “Hell Awaits” supuso un salto impresionante a todos los niveles: estructuras más largas y una deriva que volvía a salirse del marco previo, mientras que había dos cortes que rompían el molde y a su vez abrían nuevos senderos de maldad: At Dawn they Sleep y Crypts of Eternity, canciones en las que predominaban los medios tiempos y permitían figuras de imaginación más retorcida, en contraste con la gran velocidad del resto de números contenidos en el álbum, joyas del calibre de Hell Awaits, Kill Again o Necrophiliac. Con este trabajo, los músicos de SLAYER anticipaban el sonido del Death Metal; y aunque no fueran los únicos, dado que POSSESSED también hacían de las suyas (influenciados por SLAYER), sí que fueron clave para ese gran nuevo cambio o crecimiento exponencial hacia lo mayormente extremo, muy influido a su vez, y principalmente, por el Thrash Metal alemán de grupos como SODOM y KREATOR. “Hell Awaits” exhalaba una maldad que aún perdura, y muchos músicos extremos, sobre todo cincuentones, tienen este disco de SLAYER como objeto de verdadero y auténtico culto. Su última obra con el sello Metal Blade, una influencia total y absoluta para miles de bandas; y mirando atrás, una verdadera joya aislada que es pura historia de la música extrema, por derecho y muy posiblemente sin haber logrado el reconocimiento suficiente, dado que fue eclipsado de inmediato por el siguiente disco del grupo.

Reign in blood(1986, Def Jam Recordings)

Reconozco que aunque nunca he comparado ambos trabajos, aceptando a cada cual como fue y como es, “Reing in Blood” hizo casi olvidar “Hell Awaits”; pero el gran matiz se encuentra en que eso jamás ocurrió para los fanáticos de SLAYER, más bien para las grandes masas que ya reconocían a la banda como un referente en toda regla, un imbatible que se alejó del concepto de METALLICA… con ello logró mantener su propio espíritu y dar la vuelta a la tortilla. Este trabajo de 1986 se pasaba como una ráfaga, e incrementaba la velocidad, lo incisivo y los niveles técnicos en una medida descomunal. El grupo lograba un reconocimiento masivo, a costa de dejar atrás cierto encanto mohoso, pero aplastando el mundo con diez nuevas canciones asesinas y en dirección opuesta a “Master of Puppets” (en una referencia constante y casi obligada). Angel of Death, “Necrophobic, Altar of Sacrifice o Postmortem son tracks “insuperables”, verdaderos himnos musicales que aún mantienen en pie el legado del combo, y que en su momento arrasaron con todo lo que se puso por delante. Como de costumbre, la portada de temática obscenamente anticatólica marcaba la diferencia y establecía un nuevo estatus de censura por diferentes causas. Este fue el inicio de su colaboración con el productor Rick Rubin y de un  despliegue mediático muchísimo mayor. A partir de aquí, SLAYER arrasaban y se reforzaban en su papel de máxima referencia para los thrashers de tez maníaca y ocultista, pues llegaron en primerísimo plano y principalmente al grueso de fanáticos del ala más extrema, y no tanto a la masa global. Por aquel entonces se vendían discos a patadas, y los conciertos estaban abarrotados hasta el tope. SLAYER ya eran dioses.

South of Heaven(1988, Def Jam Recordings)

Tocaba disco nuevo, tras una verdadera masacre difícilmente superable. No debió de ser fácil estar en la piel de los cuatro ángeles de la muerte cuando llegó este momento; la reacción de la mayoría de seguidores ante “South of Heaven” fue muy similar: extrañeza. Sin embargo, rápidamente nos acostumbramos a aquel nuevo sonido más abierto y no tan denso aunque igualmente punzante o a un Araya menos vociferante, de apariencia más sosegada. No obstante, las guitarras continuaban echando humo, y la batería resultaba espectacular. En este trabajo había canciones bastante lentas pero icónicas y que rápidamente pasaron al colectivo general, como South of Heaven, Mandatory Suicide o Spill the Blood”, esta última mucho más de culto para los verdaderos acérrimos al grupo (su intro contenía los primeros arpegiados electroacústicos emitidos por SLAYER). Otras canciones que pegaron fuerte fueron Behind the Crooked Cross (de igual título que la que los ingleses SABBAT publicaron en su “Hystory of a Time to Come” ese mismo año), las veloces Silent Scream y Ghost of War y la impecable versión del tema Dissident Aggressorde JUDAS PRIEST, con Araya muy relajado y funcional (acertadamente). Una gran pieza oculta era Cleanse the Soul, tema de altas velocidades y riffeo denso, mostrando a un Dave Lombardo bestial. SLAYER supieron mantener su estela intacta, a pesar de los breves movimientos musicales que ejercieron sin temor en una etapa en los que las bandas comenzaban a cambiar, a bajar su velocidad en pro de los medios tiempos, siempre marcados de alguna manera por el “gran grupo” masivo que era METALLICA (que aún se mantenía en estado excelente), ya sin Cliff Burton en sus filas; la debacle o deriva del Thrash Metal aún no había comenzado.

Seasons in the Abyss(1990, Def American Recordings)

Con este disco, SLAYER recuperan cierto velo de agresividad, logrando conjugar la bestialidad de “Reign in Blood” con las sutilezas de “South of Heaven”, en estilo compositivo y en producción. Por ello, cualquiera disfrutará con un trallazo como “War Ensemble”, sin intro y directo al grano, veloz y compenetrado como solo este grupo sabía hacerlo. En este trabajo también se explotaron los medios tiempos. Spirit in Black retomaba los orígenes del combo, machacona y desgarrada, y Born Of Fire devolvía el ardor guerrero a los fans. Pero había una canción brutalmente deliciosa: Hallowed Point, con la que el cuarteto cautivaba de esa forma tan única y exclusiva que apenas admitía comparaciones. Seasons in the Abyss explotaba la vena melódica a través de su estribillo, cerraba el disco a golpe de tempos lentos pero con buen sabor de boca. También había canciones “ocultas” que no se quedaban atrás, como Blood Red o Skeletons of Society”, cargadas de detalles irresistibles. De esta manera, y posiblemente sin que nadie lo pensase de la forma en que lo digo, se clausuraba la década más importante en la creación y creatividad del Metal Extremo, en la que ya desde algún tiempo venían pegando fuerte bandas muy diversas y de inmediata influencia sobre las nuevas generaciones, como SEPULTURA, DEATH, MORBID ANGEL, AUTOPSY, BOLT THROWER, CARCASS, NAPALM DEATH o NIHILIST. Todas, de alguna forma, bebieron de una parte del legado de SLAYER, cuya leyenda ya era incuestionable. Habían salvado la papeleta con notable alto pero máximo reconocimiento, cosa nada sencilla tras sus antecedentes discográficos, la exigencia de sus fans (muchísimos menos que los de METALLICA, que abarcaban a casi todo metalero viviente) y en una etapa complejísima, llena de cambios.

Decade of Aggression Live(1991, Def American Recordings)

No hay mejor forma de coronar una carrera que editando un concierto y mostrar la verdadera esencia de un grupo sobre las tablas. “Decade of Aggression” fue lanzado en disco doble, con números de shows ofrecidos en Estados Unidos entre 1990 y 1991; contenía algunas de las canciones más conocidas de su trayectoria, aunque en una selección que posiblemente no dejase satisfecho a todo el mundo (existe una versión alternativa con temas extra que logra ofrecer algo más de variedad). El acabado de este disco no era una maravilla, con una mezcla bastante irregular en función de cada track; simplemente estaba bien y resultaba adecuado para editarse profesionalmente. Pero sí dejaba constancia del empaque en vivo del grupo, reflejando las marcadas diferencias entre cada guitarrista y su peculiar sonido, con sus defectos y virtudes. SLAYER en vivo eran una apisonadora, y aunque este directo no hiciera verdadera justicia a su legado por aquel entonces, encerraba un significado más importante de lo que nadie jamás pudiera pensarse. Por suerte, en España pudimos disfrutar de aquella gira de 1990, “Clash of the Titans”, en la que los cuatro jinetes de SLAYER estaban en su máximo apogeo y cerraban actuaciones increíbles tras el trabajo de sus acompañantes SUICIDAL TENDENCIES, TESTAMENT y MEGADETH, en ese orden exacto de aparición sobre las tablas. Fue el inicio de una década, pero el fin de una era. La carrera de la leyenda americana, desde su primer disco hasta este cierre crudo como es “Decade of Aggression”, resulta intachable. Posteriormente todo se complicó, aunque ellos siempre salieron victoriosos, hasta en los momentos más delicados para el ya ecléctico panorama musical. Sirva este texto para recordar y no olvidar a músicos como Jeff Hanneman, pieza clave de este conglomerado y que, a través de su implicación y de su obra, tanto hizo por el disfrute de todos nosotros. Y para no olvidar la mejor época de SLAYER, aquel cuarteto mítico y absolutamente irrepetible, máxima influencia para miles de grupos.

Texto : © J. Bass (Vientos de Estigia).

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