Manuel Moreno (CeDC 003)

Manuel Moreno es un guitarrista que toca en la calle y llena el aire con añejos sonidos de soleá y bulería. Lo conocí hace pocos años, mientras yo pasaba con cierta prisa por la Calle Ancha de la capital leonesa. Y tras detenerme a escuchar su toque por bulerías durante un breve lapso de tiempo, no pude evitar expresarle estas mismas palabras: “Compás perfecto y feeling a tope”. Con una afable sonrisa, me dio las gracias y yo seguí mi camino. Tras un tiempo sin saber de él, las melodías y falsetas de su guitarra captaron de nuevo mis sentidos. Un rasgueo en la cercanía, velado por decenas de peatones, fue suficiente para llegar hasta su ubicación, ofrecerle un saludo y, dadas las circunstancias, proponerle realizar algunas fotografías. A los pocos días pactamos esta pequeña entrevista, cortita, pero muy valiosa para mí. Fue realizada el pasado 8 de septiembre, aquí va la transcripción.

Manuel ¿Recuerdas la etapa de tu niñez y el contacto con la cultura del flamenco?

Sí, teníamos un ambiente familiar flamenco, siempre. Recuerdo cuando nos llevaba mi padre al colegio, y por la mañana ponía Juanito Villar. Eso me marcó mucho a mí, es curioso, porque… hasta el olor del coche, que tenía él un 124, hasta eso… hay que ver qué cosa ¿eh? No sé, eso lo tengo siempre ahí. “Oye, que tengo que llevar a los niños al colegio”, “venga, va, arriba”. Y él nos llevaba, nos ponía cintas de Juanito Villar y también nos ponía a Camarón… madre mía, qué recuerdos tengo de eso, me ha marcado mucho a mí, porque eso es lo primero que escuché yo de pequeño, cuando tuve uso de razón, Juanito Villar. No veas cómo cantaba el muchacho, yo creo que me ha marcado más que Camarón.

¿Que es lo que más te influenció en aquel ambiente familiar?

Mi padre, que cantaba muy bien. Mis primos, que venían allí a la casa, tocaban muy bien. A uno de ellos le dicen el Chando, el “Chandillo”, venían a casa y bueno, me fijaba mucho en él. Y él fue también mi camino, del camino este del flamenco, para que yo avanzara un poquito más. Porque ya te digo, tocaba muy bien. Mi hermano sí que era muy aficionado del Jero de Los Chichos y todo eso, mi hermana con el “Tijeritas”, pero yo… a ver, eso me gustaba, pero escuchaba más a Camarón, a Manolo Caracol, a Pepe Pinto, algo más puro. Ellos escuchaban otro tipo de música, por ejemplo Los Banis, que también se lo hacen muy bien, me gustan Los Banis… el Parrita, me encanta a mí el Parrita de siempre, lo he eschuchado mucho, sí. Y bueno, escuchaba muchas otras cosas.

¿Cómo fueron tus primeros pasos como guitarrista?

Principalmente en el día a día, en casa, como te he dicho antes, con mi padrecico. Porque la referencia en verdad, en verdad, en verdad de todo esto, fue mi padre, que en gloria esté. Porque él era mi cantante, mi cantante “oficial”, era mi cantante preferido. Como él… he tocado a cantaores, no famosos, pero sí que he tocado a gente. Pero cuando tocaba con mi padre… él fue el que me dio, digamos, el compás, porque tenía mucho compás para cantar, se lo hacía muy bien. Es la verdad. Y es que siempre estaba cantando, y siempre estaba “nene, coge la guitarra, nene, coge la guitarra, venga, va”, y ya estábamos liados ahí. Ha sido mi referente en todo lo que yo estoy haciendo, en lo que yo hago. Y aparte de eso, he tenido algunos bolos en Barcelona, en Ocata, en el Masnou, y en otros sitios de los que no recuerdo el nombre. De hecho, tengo un vídeo en el teléfono, de mi padre, que en gloria esté. Subió al escenario y le dijimos a la muchacha que dirigía eso que el causante de todo aquello, sin duda, era mi padre, que fue el que nos lo inclucó todo, desde pequeños.

¿Con qué palos flamencos te identificas más, sientes preferencia por alguno?

Sí, me gusta mucho la bulería, la soleá, y bueno, los tangos, las alegrías también me encantan. Los otros palos no los toco mucho, tengo que ponerme a ello. La seguirilla es muy difícil, la rondeña tampoco la toco, hay que desafinar algunas cuerdas y nunca lo he hecho, me tengo que poner también a ello.

¿Cuándo decides venir a León y cómo vives el contacto diario con las personas que escuchan los sonidos de tu guitarra?

Yo vine a León después de pasar unos años en Extremadura, conocí a Ángela y aquí estoy desde hace casi cuatro años, por ella. Y la gente… pues me da mucha alegría cuando la gente me dice que “hoy me has alegrado a mí el día”… y digo “pues a mí me lo has alegrado más” ¿Sabes? Cuando me dicen eso, yo me alegro más, porque me digo: mira, he alegrado a este muchacho, a esta muchacha que a lo mejor ha tenido un mal día, por lo que sea, me ha escuchado tocar la guitarra y me ha dicho eso. Yo estoy más contento cuando me dicen eso, de verdad. Me siento muy agusto, de hecho me conoce muchísima gente aquí en León, me saludan algunas personas que no conozco o que no recuerdo, pero que me conocen a mí.

¿Tienes algún disco favorito?

Sí, tengo dos discos favoritos: “Barrio Negro” de Tomatito, que me encanta, y el Paco de Lucía de “Cositas Buenas”, también me encanta ese disco.

El tiempo pasa y las cosas han cambiado mucho, también la sociedad ¿Cómo ves el flamenco del siglo XXI?

Pienso que en el flamenco de este siglo mezclan muchas cosas, creo que tenía que ser como el flamenco de toda la vida ¿no? Una guitarra… no con tantas máquinas, como hay ahora, con tanta historia. Yo creo que eso le quita, digamos, esa pureza. Siempre ha habido pureza en el flamenco. Pero ¿qué pasa? con la modernidad que hay, se está como puliendo eso, se está como quitando. Es una pena, la verdad. Lo tenían que hacer, pues… como siempre se ha hecho: una guitarra, un cante y unas palmas. Y ya está…

Manuel ¿Qué le pides a la vida?

Le pido sobre todo salud. Primero estar en paz con Dios, estar en paz con él. Salud, libertad y que no nos falte un plato en la mesa… ahí está.

Muchas gracias, Manuel, tus palabras han sido muy enriquecedoras. Por favor, despide esta entrevista como quieras.

Pues la verdad es que para mí ha sido un placer compartir este momento contigo, Javier. Y nada, desde aquí un saludo flamenco para todos los aficionados.

Ave dedicada a Manuel: Gorrión común.

Texto y fotografías: © J. Bass (Vientos de Estigia).

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