
La Fundación Eutherpe ha recuperado su marcha habitual tras el inciso veraniego, mediante la puesta en marcha de la programación del 3.º trimestre del XVIII Ciclo de Maestros Internacionales, a cargo del pianista Carlos de la Blanca en el Auditorio Ciudad de León, el sábado 14 de septiembre.
Este retorno de la actividad escénica se ha producido al calor de las ascuas del aún reciente XX Curso para Pianistas, Directores y Joven Orquesta Leonesa, que este año 2024 se ha desarrollado mediante una exitosa edición de aniversario “redondo” cuyos frutos no han pasado desapercibidos. Esto es algo que quedó certificado mediante los extraordinarios resultados de los tres conciertos programados, los dos primeros efectuados en el Auditorio Ciudad de León y el tercero en el Auditorio Miguel Delibes de Valladolid.

Volviendo al XVIII Ciclo de Maestros Internacionales, el concierto del pasado viernes 20 de septiembre en la Sala Eutherpe ofreció al público asistente la interesantísima actuación del dúo compuesto por Irina Stachinskaya (flauta travesera) y Elizaveta Yaroshinskaia (piano). Es reseñable aludir a que hacía bastantes años que estas instrumentistas rusas no tocaban juntas, factor que no supuso barrera de tipo alguno, sino más bien un reto y un aliciente.
Como apertura, Irina Stachinskaya accedió al escenario con su flauta de oro de 14 quilates para interpretar la primera obra anunciada en el programa: “Partita para flauta solo” de Johann Sebastian Bach. Dada su impecable puesta en escena, provista de sugerentes y suaves movimientos cadenciosos, podría decirse de forma metafórica y análoga que “casi podía confundirse a la encantadora de ofidios con la cobra encantada”. El sonido puro y crudo de su travesera Powell Flutes (marca a la que representa la artista) produjo evidente “embrujo” sobre el público, que sin asomo de duda, disfrutó enormemente con la impactante actuación de esta gran maestra de la música, de la técnica y del sonido dinámico. Desgranando las melodías con claridad, definición y solvente graduación de intensidad y volumen, Irina hizo suyo a Bach y encantó a los presentes.


Tras el aplauso de rigor, la pianista Elizaveta Yaroshiskaia hizo gala de presencia y anunció la siguiente pieza, una obra compuesta por el músico Denis Khorov, titulada «Serenada para flauta y piano». Asimismo, indicó que estaba dedicada a la propia Irina Stachinskaya y que además se ha instaurado en el repertorio mundial de flauta. Desde que se sentó frente al instrumento, esta excelente y brillante pianista (ya bien conocida por el público de la Sala Eutherpe) aportó genio sutil, elegancia y sobriedad a partes iguales, mientras ejercía con auténtica y severa maestría. El aspecto moderno de la obra logró que la experiencia sonora y visual tomase derroteros variados y climáticos, debidamente ejecutados con buena compenetración entre ellas. La exigente pieza dio pie a fragmentos en los que la flautista llevo a cabo una impresionante técnica de emisión de aire y control de la respiración, parámetros de los que se sirvió para emitir fraseos y pasajes efectivos, de absoluta musicalidad y buen ritmo, en los que casi podíamos oír cantar cada nota (aunque de forma exhaustivamente controlada y comedida), sin llegar a esa faceta tan típica y funcional en no pocos instrumentistas de tendencias folk, flamenco, fusión, progresivo o incluso estilos de música tradicional en general.


De nuevo, Irina Stachinskaya se quedó sola en el escenario y abordó la obra «Caprice» de Niccolò Paganini, mediante una interpretación modelada con soltura y alto nivel. Acatando las dinámicas entre partes, los veloces arpegios y las hermosas melodías, Irina llevó completamente a su terreno el espíritu del consabido violinista y compositor italiano, en un marco de respeto y originalidad. Con su interpretación logró plasmar uno de los momentos más intensos del concierto.


Las dos obras restantes se acataron por parte del dúo: la primera de ellas fue “Introducción y rondo capriccioso” de Camille Saint Saëns, conocida pieza de aire caminante y por momentos marcado, que con sus diferentes tipos de métrica y compás se sucedíó como una ensoñación en la que el papel de Elizaveta brilló especialmente por su dominio de cada sección, de cada nota pulsada y de la fuerza ejercida en su desempeño, de cada acorde intenso y claro, mientras la flauta alcanzaba picos de efusividad.


Llegó el momento de llevar a cabo la interpretación de la última obra del programa, de evidente influencia para grandes artistas de diversos géneros, principalmente en el marco del siglo XX: “Sonata n.º 2 para flauta y piano”, del compositor ruso Serguéi Prokófiev, provista de cuatro movimientos que fueron efectuados por Irina y Elizaveta con exquisita sensibilidad. Ni más ni menos que veintiseis minutos de música, solamente interrumpida por escuetos silencios entre partes. Todo un viaje imaginario, que entre las variaciones entre movimientos y los propios desgloses internos de los mismos, supuso un trance mágico e inolvidable. Por momentos, el sonido de la flauta llegó a asemejarse a un clarinete… mientras que el piano impactaba con aguijonazos y caricias, en función de la exigente partitura. Elizaveta manejó los tiempos con una templanza implacable, sin dejar que una sola nota se escapase de su férreo control y sin perder una gota de musicalidad en el desempeño.


Ambas artistas sonaron conjuntadas, se entregaron al máximo y fueron aplaudidas con fervoroso agradecimiento. Prácticamente “a la caída”, ofrecieron fuego y agua sobre el escenario, furia y contención, pues con sus bien compaginados temperamentos lograron cimentar una muralla de algodonado Kevlar sónico en el interior de la mítica Sala Eutherpe, que, posiblemente, aún alberga en sus entrañas los resquicios de estos reciéntes y frescos sonidos de corte maravilloso. Gracias a Irina Stachinskaya y a Elizaveta Yaroshinskaia por entregarse a fondo en el escenario, esperemos que vuelvan lo antes posible para hacer las delicias del público con su saber estar, arte y talento de primer orden. De igual manera, hay que mostrar un notorio reconocimiento para la Fundación Eutherpe y para su presidenta Margarita Morais por programar estos magníficos conciertos, así como por apoyar al máximo la difusión de la cultura con tesón y generosidad.
Para quienes quieran ver la actuación en diferido, aquí dejo la referencia cultural EESC 000 EP. Gracias por estar ahí, hasta otro post.
Texto: © J. Bass (Vientos de Estigia). Fotografías: © D.T. Argüello.
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